Saber elegir el pescado fresco

¡Aprende a elegir el pescado y llévate el mejor a casa!

El pescado es un alimento muy perecedero al que en seguida se le nota si se encuentra en mal estado. Pero una cosa es que un pescado no esté en condiciones de ser ingerido y otra que pueda comerse pero no esté todo lo fresco que nos han prometido. Eso es más difícil de descubrir, aunque hay un par de reglas que puedes seguir para estar más seguros de lo que compras.

En la pescadería, los peces deben estar siempre sobre una superficie inclinada y cubierta de hielo, que debe renovarse periódicamente. Es mejor si no ves adornos como col, perejilu objetos de plástico, ya que éstos pueden retener las impurezas o gérmenes de la superficie de los peces y provocar un deterioro más rápido. En general, hay una serie de zonas que te indicarán el grado de frescura del pescado: los ojos deben ser brillantes, transparentes y algo saltones, con las pupilas de color negro brillante; las agallas de color rojo vivo o rosa (dependiendo de la especie), y la piel resbaladiza, tersa y reluciente.

Los órganos internos y la sangre deben estar brillantes, y el color de la carne variará según la especie, pero será siempre lisa, firme y elástica. Naturalmente, en estas reglas hay matices: el hecho de que un pescado no tenga las pupilas brillantes no significa que esté malo, pero si son algo opacas querrá decir que no es tan fresco como os intenta vender el pescadero. Es importante tenerlo en cuenta a la hora de establecer un precio.

En cuanto al olor, debe oler a mar o a agua dulce (dependiendo de donde provenga), pero siempre desechadlo si despide un cierto olor a amoníaco: es una prueba irrefutable de que el pescado se ha conservado mal o durante demasiados días.

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